Norbet Wiener

Columbia (Missouri), 26 de noviembre de 1894 - Estocolmo (Suecia), 18 de marzo de 1964. 

 

Matemático norteamericano.

Desde 1932 hasta su muerte, fue profesor de Lógica matemática en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, aunque, a lo largo de su vida, impartió cursos en numerosas universidades de otros países, como México, Gran Bretaña, India, etc.

Entre los años 1920 y 1923, Wiener se preocupó por un fenómeno físico sin demasiada importancia en esta ciencia, el llamado movimiento browniano, que se refiere al movimiento perpetuo que tienen las partículas disueltas en un líquido (por ejemplo, raspaduras de roca en agua), movimiento irregular que no parece responder a ninguna ley física.

Einstein, a principios del siglo XX, dio una explicación satisfactoria de este movimiento, desde la termodinámica, obviando los complicados caminos en zig-zag de las partículas brownianas. 

Wiener se preocupó del estudio de las trayectorias de dicho movimiento, aplicando sus conocimientos matemáticos. Las propias trayectorias de las partículas le sugirieron la idea de un camino que zigzagueara tanto que fuera, prácticamente, sólo ángulos y picos.

Inventó así una función no diferenciable en ningún punto, de difícil representación, pero no más abstracta que cualquier otro objeto geométrico como el punto o la recta (de mejor visualización).

Desarrolló una medida de las probabilidades para conjuntos de trayectorias que no son diferenciables en ningún punto, asociando una probabilidad a cada conjunto de trayectorias, aprovechando la interpretación dada por Einstein al movimiento  browniano.

Construyó así una probabilidad que permitiría describir el fenómeno en términos matemáticos, en lo que se refiere a la trayectoria y posición de las partículas a través del tiempo.

El trabajo de Wiener sobre el movimiento browniano estableció un importante precedente para hallar aplicaciones en Física, Ingenierías y Biología, y permitió formular un problema de cálculo de probabilidades en términos de la medida de Lebesgue, que utilizaría diez años más tarde Kolmogorov para la formalización del cálculo de probabilidades.

En vísperas de la Segunda Guerra Mundial, sus investigaciones acerca de robots e ingenios automáticos que pudieran reemplazar o sustituir con ventaja a los combatientes, sentaron los fundamentos de una nueva ciencia: la cibernética, vocablo adoptado por Wiener en el año 1947 y que procede del griego Kybernetes, es decir, piloto o timonel.

Esta ciencia, muy compleja, estudia, valiéndose para ello de las matemáticas, la física, la sociología, la neurofisiología, etc., "los mecanismos de control y de comunicación en los seres vivos y en las máquinas".

Así, del estudio del sistema nervioso se ha derivado la noción fundamental de feed-back, que permite la autocorrección de un motor mediante la información que le es enviada utilizando parte de la energía producida por él mismo (servomecanismo).

Una de las definiciones más acertadas de esta ciencia es la debida a Conffignal, quien define la cibernética como "el arte de hacer eficaz la acción".

Si echamos una mirada a nuestro alrededor, no cabe duda de que hoy en día es así: "robots-obreros" en las fábricas, "analistas" en los laboratorios, "pilotos automáticos" en los aviones, etc. Por ello, a nuestra época se la ha llamado era de la cibernética, cuyo "padre" fue Norbert Wiener.

Este dejó importantes obras: Cibernética: control y comunicación en el animal y en la máquina (1948), Matemáticas, mi vida (1961), Dios y Golem (1965) y Hombre y hombre máquina (1966).

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